martes, 4 de agosto de 2009

Forjar el carácter

Dicen que es más importante forjar el alma que amueblarla, y yo últimamente estoy de acuerdo. Bueno, siempre estuve.

Hace unos días estuve en el Museo de Semana Santa de Zamora (como todos los meses)y como dice nuestro buen amigo Felipe de Castro, "me abandoné entre los judíos". Sí sí, me abandoné en esa tarde de soledad que solamente encuentro en la capilla del Cristo de las Injurias y en dicho Museo. Aunque más que un museo parece un garaje de esos en los que hay muchos coches, y que para salir a la calle tienes que hacer bastantes maniobras.

Nuestra Ciudad del Alma, fue la primera en tener un Museo de Semana Santa, allá por los años 60 del pasado siglo. Mucho y muy bien ha hecho dicha construcción por Zamora y su Semana de Pasión la última mitad del siglo pasado, pero, señores, se ha quedado obsoleto totalmente.

Una ciudad que se precia de tener una de las más importantes Semanas Santas del mundo no puede quedarse de brazos cruzados de esta manera. Un ayuntamiento que busca promocionar el turismo en la ciudad tampoco puede abandonarse con respecto a la Pasión de esta manera. Una Junta Pro Semana Santa tampoco.

Tengo la sensación que todo el mundo está haciendo la "envolvente" de pasarle le pelota a los demás, despacito. Muy despacito. Pero eso no es así. No debería ser así. Hemos visto últimamente cómo las instituciones avanzan y reculan (con respecto a las Edades del Hombre), para volver al punto de partida. O sea, nada. Nada para Zamora, como siempre.

Probablemente el problema radica en que ni ahora ni nunca (excepto en contadas ocasiones), hemos sabido vender lo nuestro. Buscamos escultores importantísimos y gastamos fortunas en hacer artificial el destino, en traer sus obras a Zamora. Buscamos escritores que llevaron la bandera de nuestra ciudad por el mundo para volver a gastar fortunas acercando sus escritos otra vez más. Proyectamos castillos futuristas que se quedan en lo que realmente son, construcciones medievales de orgullo para nosotros, pero sin darnos cuenta que ya estaban aquí, por lo menos hace mil años.

Observo que Zamora busca, busca y busca. No se terminan de encontrar fórmulas para atraer el turismo y no se sabe de qué palo vamos exactamente. Si de Iglesias medievales, si de escultura moderna, o de qué. Dice el refranero español que "Hombre de muchos oficios, maestro de ninguno..." Pues eso, como nosotros.

Busca la ciudad desde hace muchos años, alcaldes y gobiernos una fórmula para tener un reconocimiento más allá de nuestras murallas. Y no aparece esa fórmula. Nadie la ve. Aunque creo que nadie la quiere ver. Está delante de nuestras narices. De todos.


Sí, así de sencillo, hay que potenciar, proteger y avanzar con nuestra Semana Santa. Con un Museo nuevo, con un respeto por parte de todas las instituciones públicas, y de los medios de comunicación que en ocasiones veo inexistente... Tampoco ayudan los imperativos del Estatuto Marco (del cual no entiendo el origen ni el fín). Los políticos hacen promesas, todo, los de un lado y los de otro. La Junta Pro Semana Santa se reúne en cónclaves para criticarse un@s a otr@s, y hablar de "que si tú haces, yo hago, las bandas, los estatutos marcos", y demás parafernalia que antes o después pasarán a la historia, y Zamora espera, espera y espera en silencio, pero haciendo lo que mejor sabe hacer, vivir lentamente y, diez días al año, salir a las calles a acompañar a sus Cristos y Vírgenes como sólo Zamora sabe hacerlo. En silencio y con lágrimas en los ojos. Demostrando que sin apoyos estamos donde estamos. Y estamos, vaya si estamos.


"...me han dicho que te casas con 'la tacones'..."

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